viernes, 16 de noviembre de 2012

Sonrisa Birmana


Una imagen característica de Birmania es la de una niña de carita linda pintada con thanaka, ojos negros y grandes, ligeramente rasgados, tocada con un sombrero ancho de forma cónica, y sonriendo ampliamente mientras te mira. Por supuesto que no le importa que le hagas un montón de fotografías, irradia simpatía y es gente además respetuosa y educada. En los lugares turísticos, los que nosotros vemos, aprovechan esta simpatía para intentar vender collares, postales, camisetas y, algo muy normal, flores para realizar ofrendas en los templos. Para ello la estrategia es la de tratar de ganarse la confianza primero diciendo como se llaman, detalles de su familia, para enseguida preguntarte tu nombre, quien es tu mujer y si tienes hijos, pero lo llamativo es la paciencia infinita que tienen para seguirte pertinazmente adonde vayas incluso, si toca haciendo kilómetros detrás tuyo, algo increíble. En la isla de Ava, situada frente a Mandalay entre los ríos Irawadi y el Myit Nge, una niña reapareció junto al carro en que viajábamos montada en una bicicleta cuando creíamos la habíamos perdido y no cesó en sus intentos de vendernos unas pulseras hasta llegar al embarcadero, justo antes de irnos, cuando en el último momento ‘claudicamos’ y le compramos unos recuerdos en medio del aplauso de los presentes que nunca creyeron en nuestra rendición. ¡Que paciencia la suya! ¡Qué sonrisa desplegó en ese instante! Su autoestima ganó mucho y yo, no solo no perdí nada, sino que una sencilla niña me dió una lección de humildad y de constancia en el trabajo aparte del regalo de su sonrisa, una sonrisa birmana.

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